Nacida para soplar las velas

Mi madre es vino tinto que gira y gira dentro de la copa de Eris:
amenaza con derramarse a cada ola que lame el cristal
salpican algunas gotas carmesí
gente cadavérica se agarra a las piernas de la diosa
se las llenan de arañazos mientras ella
gira y gira la copa sin beber jamás y abajo
los muertos de hambre separan las mandíbulas
sacan la lengua como niños bajo la nieve
son el Saturno de Goya y tienen
los ojos de Iván el terrible de Repin.

Mi padre da palos de ciego entre la niebla, es un planeta
deshabitado y roto.
Es un planeta donde brotan las flores del mal
con sus pétalos de tentáculo y su ojo abierto en el centro:
sin párpado y miope las gafas lo vuelven enano diminuto.
Es un planeta que gira alrededor de una estrella muerta
cuyo brillo sólo puede verse en las noches sin luna
ahí, ahí, si te fijas, te prometo que podrás ver
el trocito de universo donde mi padre gira y gira
en su eterna noche.

De ellos nací yo, una mujer enraizada en el pasado
aunque todos los días levante una pierna:
el cableado hundido en la tierra se estira, se rompe,
cuando doblo la rodilla, me duele
tengo agujetas desde hace tantos años que no sé
lo que es vivir sin ellas que no sé
en qué consiste caminar como todos sin nada
que te lo impida, sin jadeos ni desgarros.

Nací para la muerte y entre risas:
que no lloraba, que no respiraba, que me azotaron y nada,
hasta que al fin me reí por algo y tomé aire.
Desde entonces me persigue la parca y quizás por eso
hay ocasiones en las que siento que no pinto nada
ni aquí ni en ningún sitio: nada nada yo me marcho
entre más risas que lágrimas me marcho
con mis cables pelados a otra parte
y os dejo un comentario ingenioso, un chiste, un último tweet
para que le deis entre cinco favs y diez.

Mi mejor amiga y yo nos reímos con la dulzura de las brujas
y hablamos de irnos con la cabras al monte
lejos de esta hecatombe que llevamos siempre con nosotras lejos
del apocalipsis general que supone nuestra vida lejos
bien lejos de aquí donde nada exista
apartadas de las ciudades donde propagamos la peste
apartadas de las personas a las que ponemos en pie de guerra
apartadas de todo el hambre consumista en el que participamos
y si les pilla la muerte que sea cosa suya y no nuestra
y si la parca viene a nuestra casa será por invitación y no de sorpresa.

Un día, hace veintitrés años, nací en la hecatombe,
para la hecatombe y de la hecatombe.
Desde entonces me empeño en ser Afrodita, Atenea, Artemis,
cualquier diosa cuyo nombre comience por A, por esa primera letra,
y no por la triste hache que por no estar, ni suena.
No me doy cuenta, quizás, de que no hay remedio casero
que me cure y tampoco existe píldora azul y blanca para mí
píldora buena para la salud, mala para la educación
que me vuelva más simple y menos, no sé, así
como soy
así
tan Hécate.


(Arte original: Junk:Bleeding, por yooani).

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quién eres sin tu nombre? - Escapril día 19

Escoge un animal - Escapril día 25

Cuando termina la fiesta - Escapril día 23