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Mostrando entradas de abril, 2019

Catarsis - Escapril día 30

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Este es un cadáver de mujer: ¿podrías ser tierno con él, podrías ser tan, tan tierno y apagarle la luz del sol no ves que está desnuda? El pulso de Tánatos ganó al de Eros se le aceleró el tumor dentro del pecho sufrió el aborto que jamás tendrá. En las noches, su cama se extendía hasta el encuentro con otras rodillas y cuando vivía reclamó el espacio reclamó los colores rosa y rojo: la vía es láctea por sus pechos la tierra madre por su parto un olor a café de puchero que eres una mujer carnero una mujer guadaña aquí llega la cosecha. Dama en el puño de King Kong decidle que no escriba poesía sobre chicos con cara de husky y persíguela, muchacho, en busca de su beso que ella cada día cuida mejor de su cuerpo mancillado (Windows 95, pregunta clave: ¿a qué edad convirtió a su niña en mujer?): alguien dice "cariño" entre la bruma. La espiral de Fibonacci surge de sus caderas pero echad su cadáver a los cerdos: la carta de hoy es la Torre va

Flores de mayo - Escapril día 29

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Se acerca el periodo estival con sus pezuñas de lava que estrían las nubes de estos cielos de porcelana: de verano en verano y tiro porque me lo he ganado al fin, al fin los meses eternos las tardes de goma elástica a cada lado un niño que confía a ciegas en su mejor amigo. Mi madre dice que los inviernos se sobreviven mejor con los años y es cierto, a los quince eran peores: convivir con el frío es aceptar que el hielo también quema que siempre amenaza en ráfagas de viento oscuro entre las junglas que me brotan desde la cabeza hasta el centro cálido de mi pecho - a mí no me importa, aún queda para convertirme en una anciana ahora ansío los gritos de júbilo las lenguas de sal en la playa un abrazo en la noche que ocupa estas calles con ecos de risa. Las flores de mayo me anuncian la temporada más feliz, más amada, y me recuerdan que este mes es de plena primavera que yo misma florezco que los cielos tienen colores tan pastel como intensos un oxímoron

Reflejo - Escapril día 28

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Estos somos nosotros en un baño público dos baños privados en una habitación que invadimos en horizontal durante una larga tarde de verano. Estos somos nosotros hermosos amantes de lo efímero de los píxeles de los rasgos que ahora observamos del revés en las horas, las horas, las horas. Qué rostros preciosos qué cuerpos qué manos que tocan las mías que rozan las tuyas las paso por detrás de tus hombros de ocaso me miras me dices un halago inaudible. En estos espejos que nos vieron queda un fragmento del tiempo un testimonio sin contradicciones un documental sobre mi serotonina, sobre tus lágrimas que humedecen mis labios en tus mejillas un anhelo de cabellos rosas que en la almohada destiñan. Si los espejos hablaran, cielo, no podrían decir nada: cuando dejas de mirarnos en busca de mis pupilas los diccionarios olvidan todas las palabras.

El estado de todas las cosas - Escapril día 27

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Puede que este no sea un mundo blando quizás hemos nacido para la muerte Saturno es una de las cabezas del Satán en el último círculo, en el hielo, mastica, masca, Goya debió verlo la humanidad entera pedazos de carne que agoniza entre sus mellados dientes por los siglos de los siglos te veré extender los brazos ayer me verás morir te enviaré un último icono. Este mundo es un antónimo de blando pero hay música, compañeros, hay una risa de eterna adolescencia -Holden llora frente a un tiovivo tiene ochenta arrugas pesadas en su corazón late esa juventud que en el fondo nunca se marcha- en esa esquina del mundo leen las cartas de sus abuelas -Penélope, Deyanira, Medea- o un puñado de píxeles que conectan a pesar de fronteras y distancias. No lo sé, amigas mías, quizás Whitman no estaba tan loco con sus mariposas en las barbas ni con su manía de buscarle a todo algo de belleza: nuestros cuerpos son perfectos son eléctricos merecen cientos de odas, de cantos,

Girlhood, boyhood - Escapril día 26

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no hay quien salte con esta falda que vuela todo el tiempo que se agita en mis muslos se levanta un niño se arroja al suelo para mirarme las bragas me siento cruzo las piernas paso el recreo con mis amigas los ojos atentos a las revistas a los chicos de moda -no me gustan- a las series que no veo leemos con curiosidad morbosa las historias sobre sexo: las primeras veces dolerá los chicos pueden ser extremadamente dulces y horribles hasta la médula un balón me golpea el pecho apenas dos bultitos blandos de auténtica vergüenza -aún recuerdo mi primer top y cómo bajo el jersey del uniforme era tan plana como ansiaba ser- me quedo sin aire un instante hay toses frustradas un quejido que no llega a mi paladar: lo siento perdona no volverá a pasar ellos juegan ellos saltan somos como hormigas las chicas acumuladas en paredes y esquinas los balones suenan agudo al pasarnos cerca de la cara no entiendo el interés por el

Escoge un animal - Escapril día 25

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Las rodillas amoratadas contra el suelo de piedra de este templo al corazón. Sobre mis hombros y mi cabeza se sostiene una capa de caperucita negra: la tela acaricia el vello de mis piernas y esta piel sedosa de la espalda, los pechos, las caderas. A mi alrededor un círculo perfecto de encapuchados, cuatro metros de diámetro, un cántico de voces graves y lenguas muertas, secas, de ceniza que cae del labio hasta los pies. Emerge, emerge, álzate sobre tus tobillos feroces: apoyo todo mi peso en las rodillas, avanzo una pierna, mantengo agachada la cabeza. ¡Emerge, emerge! Me quito la capa, levanto los brazos pero doblo los codos y el dorso de mis manos descansa sobre mi pelo. Logro así un contrapposto tan perfecto como exagerado: los pechos se elevan, los pezones quedan a la misma altura, la cadera parece más ancha, la cintura más estrecha. Y mis ojos bajos, bajos, las pupilas ocultas entre las hojas densas de mi iris y el bosque talado de mis pestañas. Entonces me atraviesan dos l

Mentiroso, mentirosa - Escapril día 24

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A diez metros de distancia en una habitación en ruinas pantallas de ordenador Windows 95 parpadean tuve un sueño donde aparecía desnuda pixelada en tu disco duro externo era un segundo piso bajo el primero -tu subconsciente tu ello contraseña incorrecta inténtelo de nuevo pregunta clave: ¿a qué edad convirtió en mujer a su niña? Suena Mozart de fondo un Take this waltz apagado un Aquarius de nula alegría yo me voy papá tengo cosas que hacer un placer verte un ratito nos veremos en un mes. No me digas que me quieres no me abraces no me mires como si fueras inocente: a diez metros de distancia  a  cien  a   d osc  ie nt o   s no sabes lo que recuerdo no quieres saberlo ni yo misma quiero: me miento como nunca como tú siempre me has mentido. ( Arte por Boris Groh )

Cuando termina la fiesta - Escapril día 23

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A saltitos mientras llega el taxi el aire frío me agita la falda el calor de mi vientre se ha perdido entre risas que se apagaban en las horas quiero llorarte en el hombro quiero que me abraces qué gran expectativa sobre nada. Se han besado los mismos de siempre nos hemos contado las mismas cosas: ah sí que hiciste un trío ah sí que eres bisexual ah sí te liaste con un desconocido gira la botella una vez más quiero arrojarla por la ventana rompérsela en la cabeza al vecino del piso de abajo, pues descansa. Y yo con mi falda y contigo, ¿puedes abrazarme, por favor, puedes quitarme los zapatos llevarme hasta la cama? Seamos como esos niños en una fiesta de pijamas que se duermen sin quererlo con las frentes juntas y las manos agarradas. Ojalá bailar para siempre y no llegar a mi cama quiero ser joven quiero reírme hasta que duela que me beses en pasillos que volvamos a la fiesta: en mi cama sólo esperan unos peluches, unas sábanas llenas de tu ausenci

Alimento - Escapril día 22

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Media Oreo bañada de marca blanca el chocolate con leche sabe muy dulzón. Una esquina de un sándwich de paté no me emociona que sea de atún. Un palito de pan redondeado sin mojar en el queso de untar. Junto las manos, me arrodillo frente al babi estirado sobre el suelo cierro los ojos y rezo un Padre Nuestro: el recreo de hoy es uno de los buenos no sé si mañana me darán tanto almuerzo.

Es el fin del mundo - Escapril día 21

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¡Bailemos, cariño, por bailar! Baila conmigo bajo este puente sopla las velas en este cuarto no funcionan los interruptores no nos da para comer ¡pero bailemos, sin parar, las canciones de nuestra tribu! Somos mil voces, somos mil colores apagados parpadeamos como falso neón arrojo el móvil se parte la pantalla cómo hablo contigo ahora dónde estás te envío esta imagen tan graciosa me encanta la canción que me has pasado esta mañana. Hacinados en las calles se derrumban los edificios vacíos de personas llenos de cables y de esas ratas que tienen más derechos: ¿hace cuánto que nos rendimos desde cuándo nos creímos lo de débiles y blandos? Tú baila conmigo, cariño, en este último anochecer: la carta de hoy no es La Muerte que promete un cambio de crisis la carta de hoy es La Torre que se desmorona en mil ladrillos uno para cada uno: sólo una niña agarra el suyo y lo arroja contra el cielo.

Un espacio liminal - Escapril día 20

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Los vi y nos vi y quería decirles que no se soltaran nunca que se agarraran fuerte en abrazos que rasgan la ropa: las yemas de sus dedos convertidas en polillas y me da igual no me importa coseré los huecos con tus cabellos. Estaban ahí en esta estación de buses que lloran buses que no llegan de ajetreo muerto en nuestros oídos: quereos, quereos mucho en este abrazo eterno sois un cuadro renacentista tenéis la espiral de Fibonacci surge de vuestras caderas llega hasta vuestras frentes pegadas hasta vuestros ojos cerrados a cualquier universo que no sea el vuestro. La paliza no fue el viaje la paliza fue la despedida fue tu mano que no quería soltarse de la mía el viaje fue un hospital es en la estación donde me desgarro donde esos dos chavales que no sabían que los miraba me rompieron las costillas.

¿Quién eres sin tu nombre? - Escapril día 19

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Una patada en la esquina del patio un empujón desde lo más alto una caída desde un tobogán -qué hospital ni qué hospital la niña está bien mujer la niña sólo tiene media cara ensangrentada- una maleta de casa en casa mudanza de piel pétrea en trayectos de ocho horas arrojadme al maletero qué más dará qué me importa: el suicidio se asoma a kilómetros por hora bastaría con abrir la puerta dejarme caer rodar bastaría con dejar de ser. Después de un cumpleaños de sangre entre las piernas sueño con tiras de mi dermis me vuelvo Dido las extiendo por kilómetros de asfalto hasta donde tú te encuentras: aunque para qué todo esto para quién si no me aguanto. A mí dejadme sola a mí echadme a los cerdos os lanzaré un beso cuando caiga os reiréis conmigo y sin mí un hueco alegre en el pecho sí, yo la conocí, era alta, graciosa, tenía en los ojos un bosque de hoja perenne y en la boca siempre una palabra adecuada la recuerdo, en concreto, dormida sobre un folio,

Un lugar feliz - Escapril día 18

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Se vende piso encantado: en la cocina se escucha a gente sorber ramen de sobre y tengan cuidado con el horno calienta tanto la comida que quema en los dedos y puede caérseles al suelo. El agua caliente se acaba pronto conviene que se duchen deprisa o, en su defecto, de dos en dos pero entonces quizás oigan que reverberan unas risas de pacífica complicidad. A los sofás no sé qué les pasa pero tienen la manía de desplazarse se mueven solos durante las noches e intentan situarse uno frente al otro: una mañana los encontramos absolutamente pegados. Y hablando de las noches quizás les cueste descansar no sólo porque la cama sea de colchón duro y la almohada no sea la más ergonómica: es que a veces se oyen unos maullidos tras la puerta unas voces intimistas unos ruidos de sueño agitado y alguien que dice "cariño" entre la bruma. Se vende piso encantado con todos sus muebles todas sus paredes todas sus esquin

Cuerpo como amigo/enemigo - Escapril día 17

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Quiero pedirle perdón a mis venas por haber querido abrirlas a mis glóbulos rojos y blancos por mi manía de rascarme las costras a mis ojos por someterles a horas de letras diminutas en pantallas que iluminan la oscuridad sin demasiadas pestañas que los protejan los párpados hinchados por la mañana los sano con agua helada que adormece mis dedos con heridas de padrastro. Quiero también disculparme con mis piernas, axilas e ingles por pasarles la cuchilla e irritarlas supongo que los muslos al menos estarán contentos desde que hace ya tres años dejé de someterles a esa tortura. También lo siento por mi corazón y mi cerebro: el primero me pesa demasiado lo llamo tumor, lo llamo negrura, digo que transporta petróleo por las arterias pero se acelera cuando algo me ilusiona, lo siento ligero si me río, me ha descubierto que nací para el amor; y el segundo estará infectado por palabras de nihilista rabia y será una lata de conserva que

¿Algún sueño? - Escapril día 16

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Cómo me perseguías, muchacho, por la carretera de final de verano chaqueta vaquera anudada a la cintura viajera en el único autobús con rumbo al último centro comercial abierto en este acantilado de dunas. Cómo me perseguías, muchacho, jadeante tras el autobús y yo sentada al fondo aunque ambos sabíamos que no, que no: frenaste, te encogiste de hombros, levantaste una mano para despedirte y te tiré un beso que no atravesó el cristal. Cómo me perseguías, muchacho, con tus piernas largas y tus ojos de pena para agarrarte a las rosas de mi pelo sin pensar en las espinas de mi calavera y cómo de pequeño te hiciste en cuanto el autobús continuó con su silbido, así, como disimulando.

Describe un olor - Escapril día 15

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El chico con cara de husky ha sido el único amor de ojos claros que he tenido. Se ve que soy una mujer de madera mojada, madera quemada, madera con brotes verdes, y no de mares rabiosos, cielos despejados o bosques en primavera. El chico con cara de husky marcó mi recién estrenada adolescencia con un par de meses de noviazgo que oculté a mi madre, aunque que no hubo ni un solo beso más allá de la mejilla ni más pasión que escribirnos poemas en papeles de cuadros. El chico con cara de husky tenía cara de husky, voz aguda, acento de macarra, se cruzaba de brazos y ponía cara seria conmigo en las fotos del instituto porque éramos los más rebeldes del lugar, pero luego nos suponía un mundo entrelazar los dedos. El chico con cara de husky usaba una colonia no muy buena, pero yo a esa edad qué sabía de fragancias mejores o peores. Después del primer mes, me regaló una carta más que envolvía en mil dobleces una lámina rectangular de yeso en la que grabó nuestras iniciales con una equis

Haz que rime - Escapril día 14

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Disculpadme esta tontería yo no sé rimar yo no sé si lo intentara qué pasaría más allá de un par de ripios que dañen a la vista y además mal situados cada dos versos, qué osadía: decidle a esta loca que pare decidle que no escriba poesía que lo suyo es la prosa y no estas virguerías que se deje ya de retos y escapriles que se escuchan ya habladurías sobre si de verdad compara literatura y permitidme que me ría, es sólo que mi padre es poeta es sólo que lo he bebido toda la vida y yo viviré a su sombra, puede ser, en su sombra alargada como una vía que llega hasta la sangradura: quizás no tenga la suficiente alegría para escribir versos decentes pero al menos me lo tomo un poco a risa -y como dijo la Pantoja: "dientes, dientes".

Cuerpos celestes - Escapril día 13

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Un planeta congelado frente a una estrella muerta por ese frío arcaico e incomprensible para el astronauta de otra especie arrastrado a la deriva hacia un agujero negro donde cantan cien monjes tibetanos un coro de voces blancas junto a uno griego. Dios hace malabares con su creación -universo incognosible incluso para Él- se le arrodillan en la línea de la vida un hombre se pone bizco de la rabia al gritarle que está muerto y una mujer le desafía con su piel de escamas. Dios, inmutable y perfecto, sigue hasta los átomos son dignos hasta el polvo de estrellas hasta el mismísimo planeta Tierra. Cuando llega mi turno y Dios me agarra la cintura entre el índice y el pulgar -soy una dama en el puño de King Kong- no le hago una de las grandes preguntas no me planteo su verdad o mentira: yo a Dios tan sólo le pido un trocito de sol del sur que derrita el cristal sucio de mi ventana un pájaro que le cante a otro cuando salga de mi casa y un dedo que siga cuidados

Limpieza de primavera - Escapril día 12

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Han talado los árboles al otro lado de mi ventana pero yo recuerdo el viento que pasaba por sus hojas decía "Fe-de-ri-co", decía "se acerca el verano", decía "esta tarde serás un borrón gris detrás de una persona mejor dibujada en mitad de un horror vacui torpe de un niño que dibuja a su familia". Esta tarde, sonríe. Esta tarde, bromea. Esta tarde es tu tarde, este tiempo es tu tiempo, esta es tu temperatura, ¿no lo ves? Todo el invierno quejumbrosa por el frío y ahora que se acerca tu tiempo favorito ¿te mustias como la poinsetia que agoniza en tu salón? Eres un pensamiento con el centro negro sal a la calle y róbales a todos qué decir sonríe, fake it till you make it , abre esa lata de conserva que llamas cerebro traga tus sesos y dile al mundo que eres una mujer carnero una mujer de guadaña: se acerca la cosecha. Han talado los árboles al otro lado de mi ventana pero el viento llama con sus nudillos de madera me empuja por la

Desde otra perspectiva - Escapril día 11

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Lista de abandonos, voluntarios o no, que me hacen llorar cuando mi hija no está en casa: Papá. Las clases de ballet. Todos los cuadros que dibujé. Mamá (no fue su culpa). La carrera de Historia (había que trabajar). Mi matrimonio (fue la opción correcta lo sé mi hija está mejor yo estoy mejor no había quien se fiara del irresponsable de Mi marido. Aquella casa hermosa de la infancia: plantas en cada balcón, luz amable que envolvía las habitaciones pintadas de distintos colores pastel, las pezuñas de un perro que rascan el suelo del largo pasillo, un olor a café de puchero a las cuatro de la tarde, mi abuela sube desde el piso de abajo para charlar con mi madre, el eco del chasquido de sus alpargatas contra las escaleras de piedra. Mis hermanos (me tocó ser la mayor, qué se le va a hacer). Los veranos en el pueblo. Los veranos fuera de Madrid. Los veranos. La primavera (¿soy una mujer de otoño?). Mi mejor amiga: siempre pegada a un hombre. Mis amigas (esta noche le he

Feminidad - Escapril día 10

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Me despierto cada mañana entre las raíces del universo separo piernas y fauces la espalda arqueada y las uñas de porcelana china: agáchate para recogerlas con la debida genuflexión qué arañazo tan bonito tienes dime un millón de veces que me quieres te grabaré mi nombre en la frente con mis dedos rotos de lava te sanaré con mi saliva de mar pulverizaré un pedazo de halita en mi puño y con un soplido volará el polvo sobrante en la herida: tendrás los ojos llorosos y aún así desearás otro mordisco. Sois todos alpinistas del Monte Olimpo que es la escalada de mi cintura hacia la cadera donde orbitan todas las galaxias con sus estrellas mi ombligo un agujero negro di luz al Big Bang con un bramido de carnero que corta el cielo con la navaja que me abre en canal una vez al mes toda mi vida: dame esa aguja, corre, el hilo mi propio cordón umbilical. La vía es láctea por mis pechos la tierra es madre por mi parto y no entráis hacia mí, soy yo que deseo que pasé

Centrado en el color - Escapril día 9

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Estamos hechas las mujeres de la arena roja de Marte donde el dios de la guerra se arrodilla ante Atenea: la que destronaría al rey de reyes tiene en la piel el tono de la luna entre las piernas unos mares que ahogan y nada que envidiar a esa Venus de la que dicen que procedemos. No es ese nuestro planeta ni Afrodita nuestra diosa. Nuestra diosa es combativa y desde su melena densa y sus dedos gotea la sangre oscura que baja desde su vientre hasta el tobillo el endometrio vilipendiado del que brotarán rosas rojas y claveles que se alzará en copas del vino que matará el hambre. A las mujeres se nos asignó un tono rojo desgastado un rosa como para calmarnos: aquí tenéis el blanco de la pureza también el blanco de las calaveras usad vuestros dedos delicados para esta mezcla que nunca sabréis si ocultar o levantar como bandera: tú no eres como otras niñas a ti no te gusta el rosa. Esta mañana Atenea se ha tomado una píldora

Un poema de amor - Escapril día 8

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Si cierro los ojos en la bruma de mi cuarto mi cama se extiende se encuentran nuestras rodillas tus mascotas entran por la puerta y prefiero dormir sin animales entre las sábanas pero recuerdo que somos un par de mamíferos que se aman que entrelazan los cuerpos y se respiran el uno al otro: hay un sabor a dorado en tu aliento y un tacto a plata en el mío (juntos quizás seamos  el cobre que nos conecta). (Cuadro de Henri de Touluse-Lautrec) 

Empieza con una hora - Escapril día 7

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23:00 : El ladrido de un perro violento suena a tres mil kilómetros de distancia. Su eco choca contra las ventanas como una pelota de nieve lanzada desde la desesperación de quien nunca es escuchado. Hay casi treinta grados ahí fuera. Subo el volumen de la televisión:  Kono bangumi wa, goran no suponsā no teikyō de ookurishimasu . 00:52 : Llegas a casa. Menos mal pero no. Estás empapado por la tormenta que cayó hace un rato. Tú dices que es sudor. Una chica con lazos amarillos en el pelo se queda a media frase en el televisor mientras dejas toda tu ropa en el respaldo del sofá. "No la toques", me dices según entras al baño, pero en cuanto cierras la puerta tiro de los pantalones hacia mí y los arrugo entre mis brazos. 01:23 : Tu respiración pesada en el otro sofá no me deja seguir los subtítulos. Pauso el capítulo, apago la televisión, te despiertas: "Lo estaba viendo". Eres como mi abuela, como todas las abuelas con las telenovelas. No, no lo estabas viendo.

Nostalgia - Escapril día 6

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El tumor dentro de mi pecho se acelera según separo la tapa en forma de corazón de la caja con forma de corazón llena de polaroid  que huelen a girasol muerto: devoré todas sus semillas y guardé las cáscaras junto a los alientos suaves que movían tu pelo como las brisas de verano las cortinas. Tengo los dedos ennegrecidos de arrancarle protuberancias a mi órgano más odiado como quien quita esas bolitas de tela a la ropa vieja y jamás se marchará la tinta bajo mis uñas cortas pero para abrir esta caja me lavo las manos a conciencia y aparto las cáscaras, elevo las polaroid como un clérigo levanta el cuerpo de Cristo aunque sin intención de (re)partirlas pues nadie nadie tiene acceso a este templo ni a esta religión nadie excepto mis dedos temblorosos y mi tumor. Tras revisar todos los instantes regreso al que siempre guardo para el final (los finales son lo más importante para todo: vivimos para la muerte, un final terrible arruina una buena historia, ¿pero cómo

Vuelta a la naturaleza - Escapril día 5

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Mamá, hace años grité tu nombre desde un cerro: por el aire escalaban las risas de los niños cortes por papel para las palmas de mis manos un ciempiés más allá de mi rodilla. Ahora en esta playa, lejos de ti, oigo tu respuesta: mi nombre sobre las olas que mueren en mi cintura la caricia de las medusas, los golpes de los guijarros, un alga que se atasca bajo el bañador, en el muslo. Creo, mamá, que nunca te he dicho que me llamo niña mancillada en los textos del petróleo: a veces siento todas las patas de aquel ciempiés dentro de mi útero, y en el cráneo se agitan los tentáculos de una medusa entre mis sesos una ponzoña que se extiende por este sistema ansioso y en todas las caricias siento una náusea de algas una lengua relame mi lengua relame esta dermis que grita con un escalofrío de piel erizada. De pronto, acuclillada en esta orilla, vuelvo a ser aquella niña que desde el cerro te llamaba aunque exista un enredo de gemidos entre mis d

Ansiedad - Escapril día 4

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Tiene la mandíbula desencajada la cabeza caída sobre el pecho de su boca cae un hilo de aceite de motor que pringa el óxido de su cuerpo actualizado y acaba entre sus piernas abiertas en un charco oscuro que empapa la madera de la silla sobre la que descansa. Una menstruación extraña para esta mujer inmortal, esta diosa de plástico, engranajes y metal a la que anoche, debió ser anoche, le saltaron todos los microchips, se le fundieron los cortocircuitos, ¿quiere alguien apagar esa luz, no ven que está desnuda y tiene los ojos derretidos sobre las mejillas? Como si hubiese presenciado la bomba atómica de un momento a otro sollozará y de su nariz emergerá al fin la avispa que aún zumba dentro de su cráneo gran imitadora, gran farsante de las moscas atrapadas que mueren contra las cortinas aunque esté abierta la ventana. Sopla una brisa que le agita los cabellos: tubos anchos de plástico que caen y ocultan el rostro muerto de esta Hebe novedosa. Cierren, cier

Incluye música - Escapril día 3

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¿Podrías ser tierno, por favor? Podrías ser tan, tan tierno que me deshiciera entre esas garras tuyas que aprendí a amar como Bella: tienes la belleza de los lobos cuando enseñan los colmillos con pedazos de carne desgarrada que gotea una sangre oscura y densa bajo el sol amplio del verano. Lleno de suspiros los inviernos mientras recuerdo las piscinas en las que no me baño los mares en los que ahogo mis risas y las gotas que me bajan por las sienes y de las axilas y entre los pechos y recorren la juventud de mi cuerpo espinado. Cada verano perfecto me devora: de todos modos, ¿qué son los lugares perfectos, los momentos perfectos que pasamos entre paredes perfectas y con la perfección de nuestros cuerpos? Parpadeas, masticas mi carne, (todavía conservo la cicatriz de tu mordisco en mi costado) me miras: no sé qué decirte no sé de qué me hablas no entiendo tu manía con el verano cuando éste ha sido el peor de nuestras vidas. Pero es que me deslizó bajo su l

Lluvias de Abril - Escapril día 2

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Un chico chuta una calavera humana. La lanza lejos y acaba sobre un autobús con las ventanas rotas y las ruedas deshinchadas, abandonado en mitad de la acera. A nadie le importa. Una niña se pelea de mentira con un perro: las fauces del animal agarran un extremo de una tibia y la niña tira del otro. Los dos tienen el pelo igual de enmarañado. Hace un sol del que abrasa, del que convierte en franjas los ojos y en pellejo las pieles. En su cenit brilla, pesa sobre estas coordenadas exactas, esta calle en la que dos chavales juegan sin adultos cerca. Están asfixiados, tienen las rodillas en carne viva, se quemarán si en un tropiezo o por un mareo caen sobre el asfalto. Contra las casas deshabitadas y los cristales cubiertos de polvo - de una ventana brota una cortina inmóvil, derramada sobre el alféizar -, reverbera el eco de las cigarras que hace tiempo cantaron. Esta mañana, cuando el frescor de la noche aún atravesaba la calle con su brisa, los niños y el perro han encontrado un

Un nuevo comienzo - Escapril día 1

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Como si pudieras separar las olas con tu cayado te clavas un bolígrafo en el esternón para abrirte las costillas. Eres una Moisés venida a menos vives a la sombra de tu padre eres un diamante en bruto y te pules con tosquedad y herramientas inútiles. Llama a Hannibal Lecter, que venga a casa, que te abra él y se coma, si se atreve, ese órgano tuyo al que llamas corazón. Es negro como el petróleo que palpita que tragas más de setenta veces siete al día: que no vean, que nadie se dé cuenta, de que te arreglaron los dientes de pequeña con metal clavado pero que, al final, dentro de tu pecho y hasta el útero sigues tan desordenada como tu cuarto sigues tan caótica como un centro comercial abandonado. Te golpeas el pecho con los puños te salen moratones te rompes cada costilla te abres la piel con tus uñas cortas mutiladas y arrancas ese órgano pesado y negro como un tumor lo lames, le echas lejía, mientras las paredes blancas de tu bañ