Centrífuga y centrípeta
Espiral - Escapril 2024, día 5.
Quizás si hubiese atendido en físicaen lugar de dibujar perritos
-no se rima así nunca, hija,
no caigas en usar diminutivos-
ahora aplicaría las palabras "centrípeta"
y "centrífuga" con mayor atino:
sabría posicionar mi cuerpo, en teoría,
sobre el sofá -no sólo en práctica,
como ahora-; sin disociar me vería
de lejos, podría calcular
el peso de mi apatía, la fuerza
contraria de los cojines
bajo mis hombros, la gravedad
de la manta, yo que sé,
cualquier basura matemática,
y entender si voy hacia dentro, como solía,
-algo de eso hay hoy-, o voy hacia dentro
con los ojos abiertos, como una niña
que se encuentra a sí misma de nuevo;
o si acaso voy hacia afuera, me pierdo
en interpretaciones y sobreinterpretaciones
cinco conferencias de Umberto Eco,
cinco mil euros o más, a saber, en el loquero:
largas sesiones de terapia, frente a frente
con una mujer que me habla -y yo escucho,
en serio, y aplico lo que me dice pero hay días
en los que esa fuerza hacia afuera me muestra
que la espiral nunca termina,
que siempre será, a la vez,
centrífuga y centrípeta.
(Fuente de la imagen: Inside de Bo Burnham).
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